Cuántas veces nos dejamos enajenar por nuestros propios miedos o por lo que nos infunden otros?
El miedo es un velo fantasma que paraliza y minimiza nuestras facultades. Los que nacen de nosotros mismos hacen que veamos amenazas en donde no las hay e identificar sus orígenes y desdoblarlos es la clave.
Por otra parte, el miedo que pretenden infligirnos otros es más fácil de controlar: es cuestión de observar sus ademanes y lenguaje y reconocer que quieren amedrentarnos para demostrar una superioridad de la que carecen. Ho.